"(...) quería escribir poesía porque me había enamorado de las palabras. Los primeros poemas que conocí fueron canciones infantiles, y antes de poder leerlas, me había enamorado de sus palabras. Lo que las palabras representaban, simbolizaban o querían decir tenía una importancia muy secundaria; lo que importaba era su sonido cuando las oía por primera vez en los labios de la remota e incomprensible gente grande que, por alguna razón, vivía en mi mundo".

Dylan Thomas.


viernes, 13 de mayo de 2011

CENIZAS








Mi mundo de cabeza por estos días,
vierto agua en la fuente y se convierte en escarcha,
en copos de nieve que al instante se incineran.

Giros abismales en mi cabeza, resbalo por los pasadizos,
en calles polvorientas... secas
por el calentamiento global que parece no dar tregua.

Todos los pronosticos fallaron,
ahora que podia ser mariposa me he convertido en topo;
cavo y cavo mi porpia guarida, debo esconderme del demonio.

Sedienta desfallezco, deliro... creo hablar con zombies
tratando de convercerlos de que los vegetales son deliciosos,
pero no comprenden una sola de mis palabras.

Alguien me persigue, siento de cerca su respiración,
mi piel palpita, palpita toda.
Me empuja y caigo en el fondo de un pantano.
- ¡Qué asqueroso sabor, inmunda textura deslizandose por mi garganta! -

Mis pies desaparecen, y mis manos.
Olvidé nadar... no, no, nunca aprendí, tuve miedo.
Mucho más miedo que ahora, ahora no soy;
como una voz en off dentro de un objeto inerte.

Reacciono confundida en medio de lectores,
este silencio extremo cohíbe el parpadear.
Sabios, académicos, profetas del conociemiento
meditan antes del anuncio final.

Las palabras se confunden entre lenguajes paganos,
nuevos significados, obsoletas deducciones...
me siento invisible e inmóvil.
¡Tanta inteligencia a mi alrededor!

Una tibia gota rozó mi rostro ("Es sal")
El subconciente me hace trampas,
le divierte burlarse de mí;
todo lo que creí cierto fue ilusión.

Estos seres bailan, cantan, pero no comprendo el ritual.
Observo consternada el paso del sol sobre sus cabezas,
yo en tinieblas, temblando de frío,
enferma hasta agonizar.

¡Y lo veo!
Su belleza a loo lejos, el color infinito de su risa,
sus ojos que penetran mi ser y vuelvo a Ser...
soy con él, soy eternidad.



El acento de tus palabras saltimbanquis,
tus besitos lanzafuegos,
malabarísticas caricias que me hacen
levitar sobre la cuerda floja.

Mago querido...
suspiro y te nombro inconciente.
Atravesando distancias infinitas sueño
y escucho el sonido de tus melodias.

Saxo meláncolido,
hermosísima canción;
conviertes todo en fiesta
cuando te acercas sonriente.

Extiendes tu mano,  acepto complácida,
sin querer evitar este eufórico sentir
cuando  impulsas a mis torpes pies
a dejarse llevar por el sonido del Swing.