Empiezo a olvidarme de mí misma
para ponerme en tu lugar.
No tengo un sitio cálido
y confortable en la oscuridad.
No hay objeto ni imagen
que llene mi Ser de Amor y Paz.
Busco perdida en la ciudad del olvido
la canción de los hongos que bailan sin cesar.
El duende malvado, dueño y señor del bosque
me hace trampas, ninguno cantará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario